Cuando Tim Donaghy comenzó a jugar en la hora del patio con sus amigos probablemente no se imaginaba dónde acabaría. No debía ser un gran jugador de baloncesto por lo que alguien le recomendó que empezara a arbitrar en lugar de jugar, que siempre necesitaban a gente para eso. En lugar de ser una estrella Donaghy se convirtió rápidamente en un respetado árbitro de la mejor Liga del mundo, la NBA (en-bi-ei), en dónde el ganador no es campeón de Estados Unidos sino que se le llama World Champion.

En el 2011 las únicas descripciones que encontramos de Donaghy son las de un hombre con problemas con el juego que se corrompió y se dejó llevar por el mal camino. La realidad, como siempre, es mucho más compleja de lo que nos cuentan. Es muy del gusto de la justicia americana, (y de la del resto del mundo, no nos engañemos), de dar la culpa a un solo individuo, que este cargue con todo y caso resuelto. Investigar a fondo es mucho más complicado y costoso, y generalmente encuentra impedimentos más grandes cuanto más hondo, o si se quiere, más arriba, se va hurgando.

Los árbitros siempre impecables

El caso es que Donaghy era un reputado árbitro profesional de la NBA sin ningún pero, que se las había visto de todos los colores en sus 13 temporadas como árbitro principal (1994-2007), hasta que un dia todo estalló. Un periodista del New York Post destapó el escándalo, al parecer el FBI le estaba investigando por sus apuestas en partidos oficiados por él mismo. Problemas de deudas, se dice, hicieron que sus actividades dentro del mundo de las apuestas ya no pudieran esconderse, y el castillo de naipes empezó a derrumbarse con una rapidez que dejó desprevenidos a todos, desde los media a los jugadores, los fans y los árbitros, hasta llegar al mismísimo David Stern, el mandamás de mandamases, que a pesar de tener -en teoría- bajo estricta vigilancia a sus officials no se dio cuenta de nada.

El pobre Donaghy vio como la fúria de la noticia se abalanzaba sobre él, y fue crucificado por todo el público americano que supuso que era solo “una manzana podrida” como le gustaba decir a George Bush cuando aparecía un escándalo de proporciones mayúsculas tipo Enron.

Tim Donaghy de conferenciante hablando de las artimañas de Stern

Pero pronto empezó a hablar. En este gran país que es Estados Unidos, Donaghy sabía que La Liga tenía sus enemigos, otra gente que querría escuchar lo que realmente se cuece entre bastidores, y no por sed de justicia, sinó porque su trozo de mercado podría ir a parar a sus manos y no a las de otros. De pronto descubrimos que había sido presionado por “miembros de la mafia” –así de poco concreto se dijo- para decantar partidos. Bien, no pasa nada, es un tipo débil que ha caído al lado oscuro y se castigará como es debido. Luego que era una práctica habitual en otros árbitros que hacían como él. ¿Cómo?, aquí está yendo demasiado lejos. Ahora empezaban a tratarle como a un loco con problemas mentales, una estrategia clásica para la gente que crea más problemas de los deseados. Y Donaghy los estaba creando. Seguía hablando y conforme más seguro se sentía, menos creía que tenía que perder. Finalmente empezó a apuntar a los despachos directivos. Ahí había ido demasiado lejos. La NBA presionó a la editorial que había pactado con Donaghy la publicación de un libro(una filial de Random House) contando esto y más escándalos, y consiguió bloquearlo. Finalmente el libro vio la luz dos años más tarde, pero el enfriamiento que había sufrido ya la noticia, el encarcelamiento de Donaghy, y la mala imagen que los medios construyeron entorno a él, hicieron que las revelaciones quedaran como simple palabrería de un hombre acosado por las deudas con afán de protagonismo y sed de dinero.

Las campañas de desprestigio nunca faltan en los mass media

Algunos reporteros de Espn, The New York Times, el USA Today entre otros, se encargaron de refutar todos los datos que sacó a la luz, siempre recordando la personalidad conflictiva del propio árbitro. Así es cómo Donaghy pasó de codearse con los Kobe, Allen Iverson y demás, a estar sofocado por las deudas, sin poder encontrar trabajo, abandonado por su mujer e hijas, y ser un personaje odiado por casi todos.

El libro en sí es de un valor incalculable, pero por desgracia no ha servido para que otros aparte de Donaghy terminaran en la cárcel, o en el banquillo de los acusados. Allí cuenta fantásticas interioridades del mundo de los árbitros NBA, como Nick Bavetta, de quien dice era el hombre de La Liga para dirigir partidos y que estos tuvieran el resultado esperado por ésta, o los juegos que hacían entre ellos, como apostar a ver quien pitaba la falta más tarde, o el trato de favor que reciben las grandes estrellas de la Liga por parte de los árbritos, las manías de sus compañeros respecto a un jugador en particular, y las famosas make up calls, esas faltas que aquí llamamos faltas “para compensar”, y un largo etcétera, pero la historia que me parece más interesante, por las implicaciones que debería haber tenido, es la del famoso sexto partido de final de conferencia  entre los Sacramento Kings y los Lakers del 2002. Donaghy sostiene que la Liga quería esta eliminatoria al  séptimo partido, y estamos hablando aquí no de árbitros corruptos y mafia, estamos hablando de árbitos corruptos y dirigentes corruptos influyendo en una eliminatoria en su totalidad.

Donaghy todavía orgulloso vistiendo de árbitro

Una cosa es unos centenares de miles de dólares de un solo partido, y la otra son centenares de millones de dólares por unos derechos televisivos, o contratos de publicidad perdidos.

Los fans de Sacramento de siempre se han quejado amargamente de los arbitrajes de la serie, especialmente el de este polémico sexto partido. Los conspiranoicos van más lejos, y creen que la Liga, dominada por afroamericanos prefería que el equipo finalista fueran los Lakers, ya que era un auténtico equipo negro, todo lo contrario que los Kings que presentaban un cinco inicial con tan solo un afroamericano (Chris Webber) de titular. En mi opinión creo que los motivos raciales como justificación del amaño es ir demasiado lejos. Parece mucho más plausible que, con su cruda lógica, la NBA prefiriera a unos Lakers, con indiscutibles mejores perspectivas a la hora de conseguir audiencia -esto es, dinero- que no a una franquicia como los Kings, con un mercado local y global muy inferior al de los angelinos.

En palabras del propio Donaghy:

“Aprendiendo junto a Dick Bavetta era como estudiar una máster en manipulación del juego para expertos […]

Las Finales de Conferencia Oeste 2002 entre Los Angeles Lakers y los Sacramento Kings representa un increíble ejemplo de manipulación de partidos y series en su máxima expresión. Con los equipos preparándose para el sexto partido en el Staples Center, Sacramento tenía ventaja de 3 a 2 en la eliminatoria. Los árbitros designados para pitar el sexto partido eran Dick Bavetta, Bob Delaney y Ted Bernhardt. Tan pronto como fueron elegidos, todos supimos inmediatamente que habría un séptimo partido. Una eliminatoria larga era buena para la Liga, buena para las televisiones y buena para el juego.”

La historia es que efectivamente se llegó a ese séptimo partido en Los Angeles, y los Lakers ganaron a unos desmoralizados Kings, a la postre llevándose también el título unas semanas más tarde. Uno puede creer en este tipo de conspiraciones, o simplemente hacer caso de la opción mayoritaria, pero allí está un insider como Tim Donaghy y la imágenes del partido (ver vídeos más abajo), especialmente de los instantes finales, que vistas en retrospectiva valen la pena; o bien los árbitros tuvieron el peor día de su vida, o bien la presión de los Stern y compañía había surtido efecto.

Ha pasado el tiempo y ese escándalo se ha enfriado, la NBA concluyó que todo era cosa de este mal hombre con problemas y que todos los demás estaban limpios, es decir,  que cuatro años después la NBA no ha cambiado nada respecto a su cuerpo arbitral y los mismos dirigentes siguen ahí, con lo cual no es difícil pensar que la Liga continua teniendo una agenda bien programada más allá de la suerte o las decisiones de los entrenadores.

En ciencia se dice que la opción más plausible, la más fácil, la menos retorcida para explicar un hecho, es casi siempre la correcta, lo que se llama habitualmente la Navaja de Ockham. Pero cuál es aquí la opción menos retorcida para explicar este caso, que la NBA controla su liga activamente, o que no la controla?

http://www.youtube.com/watch?v=LcS10rSrOhI

http://www.youtube.com/watch?v=ZlByVWEEXE8

http://www.youtube.com/watch?v=b0KJvlSUB-w

 

 

 

 

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