Por desgracia, el tema de la muerte súbita continúa planeando sobre el deporte de élite, retomando fuerzas el pasado sábado 17 de marzo cuando el jugador del Bolton Wanderers Fabrice Muamba se desploma en el terreno de juego ante el Tottenham.
Todos vosotros recordaréis ese Sevilla-Getafe que por este mismo motivo conmocionó el mundo del fútbol. Fue en el año 2008, cuando falleció el joven jugador sevillista Antonio Puerta. También os vendrá a la memoria cuando durante la pretemporada en verano de 2009 falleció el españolista Dani Jarque.
Por suerte Fabrice Muamba se está recuperando paulatinamente, según la prensa.
¿Pero qué pasa con la muerte súbita y el deporte?
El primer caso registrado de muerte súbita en fútbol fue el chileno Isaac Angulo en el año 1946. Desde entonces le han sucedido muchos otros. Recordaremos al sevillista Pedro Berruezo (1973) y más recientemente en el futbol español Jordi Pitarque (septiembre 2010, Reus FC) y Josep Colomer (14 febrero 2012, FC Matadepera).
Pero, ¿qué significa exactamente “muerte súbita”? ¿Tienen todos los afectados la misma enfermedad de base? ¿Por qué no se previene mejor? ¿Por qué afecta a jóvenes sanos, deportistas?; ¿es que el deporte no es bueno?
Vamos a entender lo que ocurre y a derribar algunos mitos sobre el asunto:
La muerte súbita es aquella que ocurre de forma inesperada, sin síntomas previos o un traumatismo que la explique.
En la mayoría de casos el origen del problema se encuentra en el corazón, cuando éste deja de funcionar. Entonces, en última instancia no llega suficiente sangre -y oxígeno por lo tanto- al cerebro. Por eso primero se pierde la conciencia y si no se consigue recuperar el flujo, la muerte del tejido cerebral es irreversible, conllevando a la muerte.
El corazón funciona porque el impulso eléctrico que se genera rítmicamente en una zona del órgano se transmite a todas las células cardíacas de manera ordenada, y éstas se contraen conjuntamente. Así se bombea la sangre al resto del cuerpo. Pues bien, para que las células no se contraigan a la vez puede que haya un problema de combustible (no llega suficiente sangre a estas células), un problema estructural (algo que impide físicamente que el impulso eléctrico no llegue a la vez a todas las células o que no se pueda bombear bien la sangre fuera del corazón) o que ya exista un problema eléctrico de base.
Veréis, la primera causa en la población general de muerte súbita es, y con amplia diferencia respecto a todas las demás, la cardiopatía coronaria. Para explicarlo de forma sencilla: se obstruyen las arterias que irrigan el corazón haciendo que le llegue a este órgano poco oxígeno y así mueran sus células (infarto). Esto hace que la transmisión del impulso eléctrico a través del corazón se “desordene” (arritmia) y la contracción sea ineficaz.
¿Y eso por qué ocurre? Las arterias se obstruyen cuando coexisten factores de riesgo cardiovascular como diabetes, hipertensión arterial, obesidad, etc, durante muchos años. De ahí deducimos que, punto primero: la muerte súbita NO es típicamente una enfermedad de gente joven, porque la cardiopatía coronaria no lo es. Aunque hay casos, claro: el jugador de fútbol japonés Naoki Matsuda que muere el pasado agosto de 2011 a los 34 años lo hace por cardiopatía coronaria según la autopsia.
Sin embargo en términos generales “joven” en este tema, y sin ánimos de ofender a nadie, se considera por debajo de los 35 años. Para explicarnos la muerte súbita en estos casos hay que buscar entre causas mucho menos frecuentes.
Alteraciones en la estructura del corazón que pueden estar presentes en gente joven son la miocardiopatía hipertrófica, la displasia arritmogénica del ventrículo, algunas valvulopatías… Estas enfermedades son muy poco frecuentes en la población general.
La miocardiopatía hipertrófica es la primera causa de muerte súbita en gente joven y deportistas. Es una enfermedad genética en que el corazón se hace más grueso y por lo tanto más rígido. Esto provoca que no le llegue bien la sangre a todas sus células y aumente el riesgo de arritmias como antes hemos explicado. Además, también provoca que cuando se haga esfuerzo físico y el corazón tenga que aumentar su trabajo, éste resulte insuficiente, llegando poca sangre al cerebro.
La displasia arritmogénica del ventrículo derecho derecho os la explico porque, válgase el nombre y a pesar de ser muy poco frecuente, es lo que se descubrió que padecía Antonio Puerta. Es una enfermedad muy rara que consiste en que en una zona del corazón las células cardíacas son sustituidas por otro tipo de tejido (graso o fibroso) de manera que el impulso eléctrico no se transmite bien (riesgo de arritmia). En esta enfermedad también se sospecha el origen genético porque se ha visto agregación de casos familiares.
Nos faltan por comentar los problemas eléctricos de base, que son también muy raros. Tienen nombres muy entrañables, como Síndrome del QT largo, Síndrome de Brugada, Síndrome de Wolff-Parkinson-White… Sólo para que os hagáis la idea de lo raras que son estas enfermedades: el Síndrome de Brugada está descrito por los tres hermanos cardiólogos de Banyoles (Girona) Pere, Josep y Ramón Brugada desde el año 1992. O sea, desde hace dos días.
Como hemos visto, en la mayoría de casos de muerte súbita el origen del problema se encuentra en el corazón, pero no siempre. Por ejemplo, Pavão, jugador portugués del Porto FC fallece por muerte súbita durante un partido en el año 1973 y según el informe médico la causa responsable fue una hemorragia cerebral. Estos casos en gente joven suelen deberse a una ruptura de aneurisma cerebral (una dilatación en forma de saco de una arteria cerebral que se hubiera roto).
Con todo esto os quiero decir (punto dos) que la muerte súbita en gente joven es poco frecuente, pero puede pasarle a cualquiera. Nadie sabe si tiene un aneurisma escondido en las arterias del cerebro. Sí que es verdad que según cuál sea la patología de base, ésta se puede poner de manifiesto antes en una persona que someta su cuerpo a un gran esfuerzo físico que en una persona que nunca lo haga. Pero que quede claro que el deporte en sí NO es la causa de la muerte súbita.
Una vez visto esto, vamos a lo práctico. ¿Cómo se previene? ¿Cómo se maneja?
Para empezar todos los deportistas federados se evalúan por una revisión médica. Los electrocardiogramas ayudan a detectar algunas alteraciones eléctricas de base, como estos síndromes tan raros que hemos mencionado. La ecocardiografía puede diagnosticar una miocardiopatía hipertrófica asintomática y sí que es útil. Pero hay otras alteraciones que sólo son detectables con pruebas mucho más invasivas e incluso peligrosas (como los estudios electrofisiológicos) o muy caras, que no se pueden aplicar como un cribaje. Con esto quiero deciros que por el momento NO es posible detectar precozmente todos los casos de riesgo de muerte súbita.
Entonces lo más interesante es fijarse en la historia previa de los deportistas: si se han mareado con frecuencia, si han perdido el conocimiento otras veces… Os pongo el ejemplo de Pedro Berruezo, que ya había sufrido tres fallecimientos previos, el último muy espectacular sobre el terreno de juego ante el Barakaldo FC.
También hay que investigar sobre la historia familiar para detectar si hay antecedentes de muerte súbita en menores de 35 años, porque como hemos visto, hay enfermedades que son hereditarias.
Y por si aún escapan algunos deportistas con riesgo de muerte súbita, hay que extremar las medidas de intervención de urgencia en el terreno de juego. En España por orden de la LFP se equiparon los estadios de fútbol de primera y segunda división con desfibriladores a raíz del caso Puerta. Eso ha salvado la vida a jugadores como Miguel Ángel García Tébar, que en octubre de 2012, cuando jugaba con el Salamanca contra el Betis, sufrió una parada cardiaca que fue recuperada en el campo. Después de eso, tuvo de retirarse del deporte profesional. Justamente ayer se publicó en varios periódicos deportivos que los clubes de tercera división de fútbol también contarán con desfibriladores en sus estadios.
En la Premier League se extremaron estas medidas en los estadios desde el accidente sobre el terreno de juego del portero del Chelsea Petr Chech contra el Reading, hace cinco años, cuando el checo sufrió una fractura de cráneo.
Pero aún así, no todo es tan sencillo. Incluso teniendo las máximas medidas de intervención, Fabrice Muamba no pudo recuperar un ritmo cardíaco satisfactorio hasta 78 minutos después del paro, según contó ayer Jonathan Tobin, el médico del Bolton Wanderers. Eso es muchísimo tiempo. Por suerte, el jugador de origen congoleño se está recuperando, reconociendo ya a familiares.
Para terminar os dejo una entrevista muy interesante (en catalán) con el cardiólogo especialista en medicina deportiva Ricard Serra, que ha trabajado años en el Barça. Fijaos que desmiente que la muerte súbita esté en relación con hacer deporte.
http://www.elpuntavui.cat/noticia/article/2-societat/14-salut/333091-relacionar-esport-i-risc-no-te-cap-sentit.html
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