En Italia los escándalos son el pan de cada día. La permeabilización de la mafia en todas las esferas de la vida italiana ha creado un monstruo dicífil de controlar. Tanto que, los propios mafiosos se ven sorprendidos por conductas mafiosas de aquellos que un principio no deberían serlo. Se podría hablar de infinidad de temas sobre la mafia, empezando por el origen de los tres grandes grupos: La Cosa Nostra, La Camorra, y la ‘Ndrangheta, que fueron fundados nada menos que por tres foragidos españoles en el siglo XVI, o que se calcula (según Saviano) que la mafia maneja una liquidez de 60.000 millones de euros, pero no, hoy no vamos a hablar concretamente de la mafia, hoy centraremos la atención en los dos grandes escándalos futbolísticos que han traumatizado el Calcio en los últimos 30 años y que parece empiezan a quedarnos lejos.

Hablamos, por supuesto, del escándolo de principios de los 80, llamado Totonero -así se denominaban entonces las apuestas ilegales en Italia- que involucró a cinco equipos de serie A, entre ellos el Milan, la Lazio y el Bologna, dos de serie B, y decenas de jugadores y directivos de los respectivos equipos, y el más reciente escándalo llamado Calciopoli, que estalló en el 2006, y que involucró de nuevo a cinco equipos de serie A, la Juventus, el Milan, la Lazio, la Fiorentina, y la Reggina, otros equipos de serie B, y a algunos directivos de los equipos -especialmente Luciano Moggi, mánager de la Juventus en la época, responsable máximo del entremado según las autoridades-, y finalmente a unos cuantos árbitros.

En ambos casos se descubrió que se había tejido una red de amañamiento de partidos a gran escala, y en ambos casos se destaparon, simplemente, porque no se pudo evitar que se detaparan. En los 80 fueron dos pequeños empresarios romanos que denunciaron que algunos jugadores les habían ofrecido amañar partidos a cambio de dinero.

Moggi, momentos antes de cerrar un acuerdo con uno de sus 5 teléfonos móviles

Los dos empresarios en lugar de aceptar fueron a informar de ello. La policía italiana inició la investigación, y con horror descubrieron lo que era en realidad el bonito deporte del Calcio: una mentira. En el escándalo del 2006 -en realidad, no era del 2006, eran partidos amañados de los años 2004 y 2005- la policía ya tenía conocimiento de que algo raro pasaba en 2005, pero no fue  hasta 2006 cuando se filtró a la prensa una llamada telefónica de Moggi hablando abiertamete del tema, que destapó el escándalo sin posibilidad de dar marcha atrás, y obligó a abrir diligencias para escrutar a fondo el asunto. De nuevo, los italianos recordaron la triste realidad que habían olvidado en los 80.

La azzurra saca las castañas del fuego

En Italia gusta recordar cómo estos malos momentos se superaron gracias a los jugadores que, víctimas de sus jefes malos, se conjuraron para salvar su honor y el de su país demostrando al mundo que lo de las apuestas ilegales y partidos amañados eran casos puntuales. Efectivamente, la selección azzurra terminó ganando los mundiales siguientes a los escándalos, el de España 82 y el de Alemania 2006. Especialmente la victoria en España 82 sigue estando muy presente en el imaginario colectivo italiano, con ese gol de Tardelli, que vale la pena volver a revivir para entender el misticismo que se le da (nótese la  elaboración y paciencia con que los italianos trazan está magnifica contra, y la icónica celebración de Tardelli).

Desafortunadamente, la realidad no está hecha de casos puntuales, sino más bien de una regularidad perseverante e inquietante. Este tipo de sucesos demandan siempre una actuación rápida para saciar la indignación de la opinión pública para llevar de nuevo las cosas a su cauce, pero raramente actúan con el problema de raíz, y en este caso tampoco fue así.

Un L.H.Oswald pero con una segunda oportunidad

La justicia se apresuró a poner condenas ejemplares a los teóricos implicados. En los 80 fueron descendidos dos clubes, el Milan y la Lazio, e impusieron multas millonarias y pérdida de puntos en la posterior campaña al resto de los equipos implicados. A nivel individual se impusieron sanciones de entre 3 y 6 años a algunos futbolistas de los equipos, el más notorio de los cuales Paolo Rossi,  al que posteriormente se le redujo la sanción de 3 a 2 años (y más posteriormente todavía se descubrió que había sido un chivo expiatorio), circunstancia que le permitió llegar in extremis a España 82, y convertirse en el héroe de aquel mundial.

En el 2006 las penas fueron similares, con equipos descendidos y multas millonarias a clubes. Esta vez no se pudo desmostrar que hubiera jugadores implicados, y fueron algunos árbitros los que recibieron sanciones, el precio a pagar por haber caído a la irresistible llamada del dinero rápido y fácil. Se apeló la condena ejemplar, y quien pagó los platos rotos fue la Juventus, que sí fue descendida, mientras que el Milán consiguió quedarse en la Seria A y -caprichos del destino-  jugar una Champions League que nunca debería haber jugado, y que finalmente ganó.

¿Cual fue el resultado de todos esto? Se consiguió parar el golpe mediático, pero de ninguna manera la realidad del fútbol profesional y los intereses entorno a los miles de millones que genera al año el deporte rey, y que provocan la corrupción existente en prácticamente todos sus estamentos. El dinero atrae la excelencia, el glamour, el profesionalismo, talento, grandes empresas inversoras, negocio, distracción para la gente, pero invariablemente también atrae todo lo sórdido, lo oscuro, lo malo que nunca creemos que pueda existir, y que difílmente jamás llegaremos a dilucidar en su auténtica medida. Los condenados en este caso, como sucede a habitualmente, fueron los de abajo, los personajes de menos importancia en toda la trama, a los que se podía condenar, es difícil saber hasta dónde llegaban las conexiones de corrupción, pero como se dice en el mundo judicial, para grandes acusaciones hacen falta grandes pruebas, y aquí es donde entra la omertà, según la cual nadie sabe ni ha visto nada, y los condenados actuaron siempre por cuenta propia.

¿Hasta dónde llega la corrupción?

El problema, pues, no se solucionó. La cultura futbolística siguió siendo la misma, y en el 86 hubo otro escándalo que confirmaba los peores presagios; que todo seguía igual. Y con sucesos de más o menos importancia (a Maradona se le acusó de ser un

Diego haciendo migas con el alevín del clan de los Giuliani

hombre de la Mafia, sin ir más lejos, a lo que él respondió que le daban regalos sin dar nada a cambio, que solo eran amigos) se llegó al Calciopoli que sigue coleando a día de hoy. Las últimas investigaciones implicaban también al Inter de Milán en la trama. Complicado que alguien pueda tirar la primera piedra. La pregunta lógica es ¿cuántas cosas de este tipo han pasado y pasan sin que se llegue a saber nunca?, hagan sus suposiciones.

Los partidos amañados y las apuestas con resultado conocido siguen existiendo en el Calcio. La trama más reciente implica a Signori (nada menos que Signori!) y el capitán del Atalanta Cristiano Doni, que estalló en agosto de 2011. Y existen también en el resto de Europa, incluyendo España. Pero es todo mucho más complejo que un simple soborno a un árbitro o a un jugador, el problema se extiende desde las categorías inferiores, pasando por el futbol profesional por entero (directivos, entrenadores, árbitros, jugadores), hasta llegar al mismísimo Joseph Blatter (especialmente Blatter!). Es un maquinaria en la que todos participan, directa o indirectamente, voluntaria o involuntariamente, con presiones o sin, e implica apuestas ilegales, corrupción, dopaje, sueños por conseguir, y el elemento que ata todos los cabos, montañas de dinero. Se han hecho extensos estudios sobre esto, notablemente Andrew Jennings, reconocido periodista de investigación http://www.transparencyinsport.org, autor de varios libros entorno a la corrupción de la FIFA y el COI. Pero son los directos implicados los que deberían salir a la luz pública y destapar la realidad para mostrarla tal como es. Hay pocos casos, pero existen, como el de Carlo Petrini, uno de los implicados en el primer escándalo italiano en los 80, que lleva años hablando sin ser escuchado, el clásico caso del loco solitario que dice mentiras para ganar notoriedad, castigado por romper la omertà. Aquí tienen una interesante entrevista al exjugador del Milan, y el Bologna.

A lo largo de todos estos años, otras historias se han desarrollado entorno a los escándalos que no han tenido revuelo mediático en absoluto.Por ejemplo en Italia hay 43 jugadores o exjugadores que desarrollaron la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) en los últimos 30 años, de los cuales más de la mitad ya murieron. Se realizó un estudio y se comprobó que los casos de ELA entre futbolistas del Calcio eran casi 24 veces más habituales que en la población normal. Aunque el número sigue siendo ínfimo en términos absolutos, es significativo por el grupo social que representa. ¿La punta del iceberg dopaje? ¿existe relación entre las mafias de las apuestas ilegales y als mafias del dopaje? Es un tema que no nos concierne ahora pero que de alguna manera se emparenta con los problemas de origen en la cuestión: ¿Hasta donde está dispuesto a llegar un deportista por éxito y dinero?

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